jueves, 27 de octubre de 2011

MAESTROS: Sekiun...


Sekiun enseñaba que el sable debe utilizarse como los palillos para comer. Se cogen normalmente, sin pensar, como si fueran una prolongación de nuestras manos. Cuando nos desplazamos, decía, hay que hacerlo como un bebé. Esto difiere mucho de los consejos que se dan habitualmente y que dicen que hay que golpear con todas las fuerzas contrayendo los músculos del brazo y cerrando los puños. También decía que no hay que intentar concentrar un poder especial en la parte inferior del hara, o abdomen, sino que tenemos que seguir naturalmente a nuestro cuerpo, allí donde nos lleve. Añadía que no hay ni vencedor ni vencido, ni fuerte ni débil. Y además, que no hay movimiento demasiado rápido ni demasiado lento, ni un momento de intervención que se deba respectar especialmente.

Solo desplazarse bajo la dirección de nuestro cuerpo. Sekiun aseguraba que no existía "ma", espacio de relación particular entre uno y su compañero, ni que tampoco existía un momento especial de intervención. Si la distancia entre uno y su compañero es demasiado grande, bastaba avanzar hasta que fuese correcta para después atacar. Atacar simplemente si la distancia era la correcta desde el principio. También aconsejaba no intentar revestir la técnica de una filosofía particular. 

Todas esas ideas parecen hoy en día increíbles y, puede que existan en la actualidad filosofías más profundas que la de Sekiun. Pero hay que recordar que se expresaba hace trescientos cincuenta años y que toda su experiencia se debía al sable. 

entrenando con Iaitos...
Para expresar su visión del mundo, creó una técnica, nyuwamubyoshi o "movimiento relajado, apacible y sin ritmo".

Esta expresión nos permite imaginar hasta que punto su técnica debía ser relajada, efímera y apacible. Sin depender particularmente de la potencia o del momento, su movimiento superó lo que se entiende habitualmente por la noción de ma. Los tres principios clave de las artes marciales son la utilización de la energía, el tiempo y el espacio, pero en la teoría y pensamiento de Sekiun, los encontramos metamorfoseados y en expansión infinita.

Es evidente que las artes marciales y su visión del mundo tradicional no son suficientes para explicar el conjunto de sus ideas. En su búsqueda del Tao, creo que Sekiun, después de alcanzar todo lo que era humanamente posible, se encontró al final cara a cara con el "Dios Creador". En ese momento resplandeció con la gloria de Dios y fue purificado por el Espíritu Santo que llenó su Ser. Por esta gracia, debió alcanzar cimas más allá de la capacidad o del alcance de los procesos mentales ordinarios. 

Sekiun criticó y rechazó a los grandes especialistas del sable, sus predecesores y a su propio maestro, porque concedían demasiada importancia al combate y a la victoria. Declaraba que todas estas filosofías y técnicas floridas, sólo destinadas a obtener la victoria, finalizaban simplemente en "combates bestiales". 

Insistía en el hecho que la más elevada de las técnicas secretas era nyuwamubyoshi y que nuestro ideal espiritual debía ser alcanzar el reino de lo sagrado. Quería decir, parece ser, que lo más importante con el sable no era saber deshacerse de un adversario o sobrevivir en una batalla, sino como entrar en un espacio sagrado. Cuando dos hombres santos se encuentran y entrecruzan sus sables, dejan de lado todas las turbulencias del mundo y vuelven a la naturaleza donde alcanzan la condición original, la de un niño. A ese instante le llama ainuke. Los conceptos de Sekiun marcan el apogeo de las artes marciales japonesas.


2 comentarios:

  1. Pues Harigaya Sekiun ya había percibido en el siglo XVII que las artes marciales no tratan de ganar o perder, es mucho más profundo, he visto un poco pero al traducir los articulos para mi blog cada día junto con mi entrenamiento aprendo algo más y es algo impagable, incompartible, te lo dan los años de entrenamiento regular, pero no sólo, hace falta leer y reflexionar mucho también!
    Gracias

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  2. Tienes razón, la práctica es fundamental, la mera intelectualización no es suficiente. Los textos sirven para guiar, consolidar, revelar, confirmar... Como todo, hay que encontra el equilibrio para que sean complementarios y juntos, nos enriquezcan.

    Un abrazo

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