miércoles, 30 de enero de 2013

Bogotá Aikido...




Después de un buen tiempo sin poder entrenar, por motivos personales y laborales, he encontrado un lugar estupendo donde poder volver al tatami.
 
Su Maestra, Adriana Llanes, así como sus alumnos me han acogido extraordinariamente bien y estoy muy contento de habernos cruzado. Estoy convencido de que será una experiencia enriquecedora, tanto técnicamente como sobre todo , humanamente.
 
 Ahora durante un largo tiempo cambio mi lugar de residencia de Madrid por Bogotá.Y qué alivio, poder respirar Aikido en esta ciudad....
 
Retomo el blog, aunque seguramente no podré publicar con tanta frecuencia como en la anterior etapa.
 
 En todo caso, envío un cordial saludo a los lectores de siempre y a tod@s los que por aquí visitan este espacio.
 
;)
 

sábado, 16 de junio de 2012

Dudas...

Abrigamos una multitud de prejuicios si no nos decidimos a dudar, alguna vez, de todas las cosas en que encontremos la menor sospecha de incertidumbre.
René Descartes.

En 1637 apareció su famoso Discurso del método, presentado como prólogo a tres ensayos científicos. Descartes proponía una duda metódica, que sometiese a juicio todos los conocimientos de la época, aunque, a diferencia de los escépticos, la suya era una duda orientada a la búsqueda de principios últimos sobre los cuales cimentar sólidamente el saber. 

El texto se basa en el sistema metafísico de Descartes, pero para llegar a el debemos comenzar por lo que nos lleva a estudiarlo, la duda.

Es muy cierto que la duda es un momento previo necesario al pensar filosófico, pero la duda cartesiana se hace tan radical que se convierte en “duda metódica”, método del pensamiento filosófico.

Primer nivel de duda: la falacia de los sentidos. En este nivel la actitud racionalista duda del testimonio de los sentidos, pero ésta duda también nos hace dudar de la existencia de nuestro propio cuerpo.

Segundo nivel: la imposibilidad de distinguir la vigilia del sueño. Dudar de que las cosas sean como las percibimos en los sueños. Con esto realiza el ejercicio intelectual de hacer la duda lo más radical posible.

Tercer nivel: el genio maligno. Concepción de Dios como libre omnipotencia que proviene del nominalismo la que introduce la total incertidumbre.

viernes, 15 de junio de 2012

SHIN-GI-TAI

Este texto es un clásico en los espacios de la Red, pero me gusta mucho releerlo, y por eso hoy, lo comparto con vosotr@s...
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Aprovechando el título de esta sección mensual quiero dedicar esta segunda entrega al concepto Shin-Gi-Tai, el espíritu (Shin), la técnica (Gi) y el cuerpo (Tai). La unificación de estos tres elementos esenciales ayuda a mejorar tanto los resultados de la práctica de las artes marciales tradicionales como el carácter del practicante. En una entrevista al maestro Kai Kuniyuki que se publicó en el nº 206 de la revista EL BUDOKA, manifestaba sobre este concepto: "El Budô es un método para conocerse a sí mismo, para llegar a ser una persona recta, ideal para los otros. Cuando se practica Budô se debe estudiar el espíritu de las artes marciales que se resume con Shin-Gi-Tai".

Con el ideograma Shin los japoneses se refieren al espíritu, a la mente, que se relaciona con la madurez de la persona. El objetivo de la práctica del Budô es conseguir un espíritu noble y correcto. El primer fruto que nos proporciona una correcta práctica es la obtención de una base moral, que nos facilitará la posibilidad de encarar diferentes dificultades con un autocontrol y un equilibrio mental y espiritual. El objetivo es que tengamos las herramientas necesarias para poder autocontrolarnos y para poder controlar al adversario. Obtener un espíritu fuerte y resolutivo, un carácter perseverante; alcanzar la posibilidad de tener una decisión rápida y correcta ante las situaciones en las cuales nos encontramos, sin olvidar que la facultad de la prudencia y la paciencia deben ser un objetivo en el practicante del budô.

El Gi, que también se puede pronunciar como waza, representa la técnica y la habilidad. Es la parte de las artes marciales que nos proporciona la capacidad para ser efectivos, la capacidad de mejorar la parte técnica, la defensa personal para aquellas disciplinas que tengan este tipo de vertiente.

Tai, que significa cuerpo, representa la eficacia del cuerpo en el movimiento, la energía que se emplea en la acción. En las artes marciales tradicionales japonesas son numerosos los diferentes movimientos del cuerpo, distintas partes del cuerpo son empleadas en diferentes tipos de movimientos. Tanto los ejercicios preparatorios como la práctica de las técnicas en sí han de proporcionar un cuerpo ágil y flexible, los músculos y los huesos más fuertes y el refuerzo de los órganos internos.

Sólo con un equilibrio total de estos tres elementos puede conseguirse que la práctica de las artes marciales sea positiva, efectiva, ideal. La correcta evolución en las artes marciales tradicionales japonesas es aquélla que comporta la comunión de las evoluciones física, psíquica, espiritual, moral y unos amplios conocimientos técnicos. Que fluya en el practicante de Budô la capacidad de dominar al oponente por tener una actitud correcta del cuerpo y del espíritu a través de la técnica justa para aquel instante y aquella acción.

Es de gran interés que los practicantes obtengan una mente libre, despierta, efectiva, rápida. Un espíritu valiente, intrépido, humano, lleno de virtudes morales, condescendiente con los otros y rígido con uno mismo. Que obtengan las herramientas necesarias para trabajar, tanto física como psíquicamente en el camino de la superación personal. Sin olvidar el aspecto físico, un espíritu positivo y una mente abierta y despierta, un intelecto cultivado en un cuerpo mermado no da un resultado óptimo. El cuerpo tiene que estar preparado hacia el equilibrio físico.

Lo que cuenta en la práctica de las artes marciales tradicionales japonesas es el equilibrio físico, mental, espiritual y técnico, aspecto totalmente extrapolable a la vida cotidiana. El equilibrio es siempre un concepto positivo, como se podrá ver en otros textos de esta sección.


Autor: Pau-Ramón Planellas, delegado Nippon Budo In Seibukan, imparte sus enseñanzas en el Dojo Shintaikan