Según el diccionario: sustantivo femenino, del latín ira. Cólera; enfado; indignación; rabia; deseo de venganza.
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Para la Iglesia Católica: la ira no sólo perjudica a los demás, sino que puede volverse contra el que permite que las semillas del odio se instalen en su corazón, llevándolo normalmente al suicidio. Debemos comprender que el castigo, y la ejecución del mismo, pertenecen a Dios.
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Comentario del Tao Te King: Todas las armas son instrumentos del mal, no siendo, de manera alguna, instrumentos del príncipe sabio. Él las usa únicamente cuando la necesidad lo aprieta. La calma y el reposo son lo que él valora; la victoria por la fuerza de las armas le resulta indeseable.
Considerarla necesaria supone que el hombre disfruta con la matanza de otros seres humanos, y aquel que se complace con semejante matanza no podrá dirigir un imperio.
Cuando queramos debilitar a alguien, debemos antes fortalecerlo. Si pretendemos derrotarlo, tenemos antes que elevarlo. Si nuestra intención es despojarlo de todo, hemos de comenzar por ofrecerle regalos. Éste es el llamado sutil discernimiento.
Será de esta manera como los sumisos y los débiles conquistarán a los duros y a los fuertes.
Gracias por el post, yo creo que el Aikido nos ayuda a superar o por lo menos a suavizar la ira. Otro dato interesante que no tiene que ver, es que un compañero de trabajo de baja por una gran depresión debido al stress estuvo en un centro de curación en Alemania y entre otras cosas le han dicho que el Aikido le podiía ayudar en su caso, Ojalá en España estuvieramos tan avanzados;)
ResponderEliminarTiene fundamentos y pràctica que se alinean con las llamadas Terapias de tercera generaciòn...de todas maneras hace unos dos meses nos llego un chaval procedente de una prescripcion medica por temas de comportamiento..esta bien pero no ollvidemos que es un Arte Marcial..
ResponderEliminarDesde mi poca esperiencia, he podido apreciar que la actividad física, el ambiente de trabajo sereno y el respeto mútuo en el que todos tenemos las mismas oportunidades y nos alternamos como toris y ukes, todo ello no me ha llevado sino a ver la vida desde otro prisma. Antes trataba de anteponer mis intereses sobre los de los demás y enseguida me enfadaba si no conseguía un resultado inmediato. Ahora siempre trato de tener en cuenta al otro y he observado que la vida se disfruta mucho más sin estos accesos de ira y ego.
ResponderEliminarMuchas gracias por este artículo y por haberme iniciado en este camino de la no-violencia.