martes, 30 de agosto de 2011

Los 7 espejos del Hakama

Hace unos días volví a los entrenamientos y en un detalle habitual, cotidiano en la práctica como es el vestirse, me vino a la mente un pensamiento que me gustaría compartir con todo aquel que quiera leer este texto.

Como decía antes, estaba en el vestuario cambiándome de ropa y llegó la hora de ponerme el Hakama; según me lo iba poniendo pensé en lo que ello suponía, es decir, los valores que cada una de sus tablas significa y por tanto, el ejercicio de "responsabilidad" que conlleva el que un tiempo atrás, el Maestro decidiera , al concederme el permiso de llevarlo, que puedo ser persona adecuada para hacer de ello y con ello, un modelo de forma de vivir y de dar ejemplo a los demás...

Aprovecho para recordar sus significados y sobre todo recomendar la lectura del artículo que escribió nuestro Maestro D. Lucio Álvarez Ladera: "...Los pliegues del hakama simbolizan las siete virtudes del budo, las que han de caracterizar al verdadero bushi: jin (benevolencia), gi (honor y justicia), rei (cortesía y etiqueta), shin (sinceridad), chu (lealtad) koh (piedad, compasión) y yuki (valor, coraje)...."

Haciendo un ejercicio de autoexamen, traté de mirarme en cada una de esas tablas-pliegues como si de un espejo se tratara, tanto en su aplicación en el tatami como en la vida en la calle, en el hogar...


El ponerme a ello me sirvió para darme cuenta de lo fácil que es olvidar en muchos detalles del día a día, la esencia de sus valores y con qué "frivolidad" nos enfundamos el hakama sin atender a lo que ello significa.

Hay uno de los párrafos del mencionado artículo del Maestro que reproduzco:

"...Enfrentarse día a día a nuestras debilidades, a nuestros defectos, a la pereza física y anímica; ser capaces de arrostrar los riesgos de vencer nuestro orgullo, nuestra soberbia, nuestra intransigencia, cumpliendo con nuestra condición de samuráis (servidores) del espíritu, bushis del Camino de la Unión, eso es coraje. Cortar nuestro ego de raíz con la espada de la verdad y de la honestidad, eso es valor. Valor del bueno. Hay una máxima que dice: “Es mucho más fácil morir por nuestras ideas, que vivir de acuerdo a ellas”. No es difícil morir o matar, lo difícil es vivir en consonancia con los principios de amor y armonía completos que promulga el Aikido y que debemos seguir quienes lo practicamos...."


Con este apartado me refiero a las reflexiones sobre situaciones en las que , por un lado aceptamos nuestro Arte como resolución no agresiva de conflictos, pero en una conversación de "machotes" nos alineamos o predicamos que: ¡¡... si uno se pone a ello..:!!!!!, el aikido revienta cabezas, brazos o higadillos; o por ejemplo cuando aceptamos la bondad de entrenar con noveles o compañeros de menor nivel, pero hay momentos en los que se baja el nivel de atención o de interés porque lo que queremos es que cambie el turno y hacer ese kotegaeshi en el que el uke vuela un par de metros. Y así...seguro que muchos más momentos que invitan a actuar con esa dualidad; la sensación es algo parecida a cuando Jesús le decía a Pedro: "...me negarás tres veces..."

En mis propias carnes lo viví cuando un individuo de 50 años le rompió el labio a mi hija de 17 años en una trifulca por una tonteria...cuando me lo encontré de cara, tuve una reacción de lo peor, si no es por la Policia Local presente, no sé que hubiera pasado...Analizándolo después como aikidoka sentí vergüenza por mi reacción y actitud ante ese hecho.

A veces pienso que debería haber hakamas con pliegues de "quita y pon" y que en un autoejercicio de sinceridad, honestidad, humildad y demás valores, el aikidoka que se lo enfunde deberia sólo añadir los pliegues que se cree merecer...a lo mejor incluso, en algunos momentos, entrenar sin él por aquello de no "ningunear" su importante significado. No quiero ni pensar en una ceremonia de "degradación".

Hablando en positivo creo que el enfundarse en él también debe ayudarme a recordar esos valores y que se permita algo así como el hecho de recibir una recarga de sensaciones-valores que nos ayuden, cada vez que los miramos, a no perder la guía del camino que un día, cuando nos cedieron esa prenda, decidimos asumir y mantener el compromiso que conlleva.

Y así, como en esos espejos que al final nos devuelven quizá una imagen distorsionada y más real de la que creemos tener, se puede hacer con más conceptos-espejos donde podemos mirarnos y que nos envuelven al practicar el Aikido: el entusiasmo, la constancia, el empuje, la sencillez, etc...

Aunque a veces hablo en plural en el artículo, quiero insistir en que esto que escribo es una reflexión propia y muy personal...y que espero que, quien lo lea, así lo entienda y por supuesto no tiene porqué compartir o estar de acuerdo conmigo.

Un abrazo
(J.Ch - Musubi - octubre 2010)





2 comentarios:

  1. Muchas gracias Jesús, pero tu reacción con lo de tu hija es normal, nadie reaccionaria de otra forma. Aunque si deberiamos reflexionar, lo estaba comentando hoy con otro amigo referente a los foros de aikido, increible que algunos digan ser aikidokas leyendo lo que escriben.

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  2. Una cosa es "serlo" y otra "parecerlo". Hay muchos así en todos lados. Es una pena que sus Maestros no entren a "moderar" sus post, normalmente con sobredosis de testosteron y faltos de mucho pero que muuuuuuucho Aikido.

    Gracias Carina, una vez más, por seguir ahí.

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