-¿Existen realmente el infierno y el paraíso?
-¿Quién eres tú? - Preguntó el Maestro.
-Soy el samurai...
-¡Tú, un guerrero! - Exclamó Hakuin. Pero mírate bien ¿qué señor va a querer tenerte a su servicio. Pareces un mendigo.
La cólera se apoderó del samurai. Aferró su sable y lo desenvainó. Hakuin continuó:
-¡Ha, incluso tienes un sable! - Pero seguramente eres muy torpe para cortarme la cabeza.
Fuera de sí, el samurai levantó su sable dispuesto a golpear al maestro. En ese momento éste dijo:
- Aquí se abren las puertas del infierno.
Sorprendido por la seguridad tranquila del Monje, el samurai envainó el sable y se inclinó respetuosamente.
-¡Aquí se abren las puertas del paraíso!
Que ganas de jugarse el pellejo este monje Zen, algún día va a tener un disgusto y luego nos lamentaremos... xD
ResponderEliminarGracias Jesús!
Buena reflexión, gracias
ResponderEliminarSi, el índice de mortalidad en esa zona es alto...;D
ResponderEliminarGracias a los dos por venir.
PD:sstupenda nevada está cayendo...;O
Excelente! :)
EliminarGracias Jose Vicente,
ResponderEliminarme alegra leer que te ha gustado.
es una reflexión muy sensilla, parece básica, pero está claro que contiene un mensaje claro, directo y contundente.