"...El Budo Japonés no ha llegado a nosotros para tomar lo que más nos gusta de él o nos acomoda, sí tomamos solo la parte física se transformaría en un deporte cualquiera, si consideramos solo la parte espiritual se transformaría en un método de meditación y concentración y si solo ofrecemos sus cualidades estratégicas podría ser mal utilizado para el beneficio de aquellos que gozan con el poderío económico sacando provecho a todo a favor “al sistema” como ocurre actualmente con el llamado “Aikido empresarial”.
El peligro para el Arte Marcial en sí, consiste en la supresión de cualquiera de sus componentes que no son más que el soporte de una búsqueda más profunda, al alcance de quién quiera aprenderla con un espíritu sano, disponible, positivo y participativo.
Este es ya una transformación reflexionada y juiciosa del Bujutsu, en un proceso completo ofrecido al hombre para recuperar su autonomía y su libertad....
La libertad del actuar o no actuar, desviar la fuerza adversa, neutralizarla o dejarla pasar para que destruya a sí misma o la capacidad de sentir, solo puede ejercerse con una sola condición: la ausencia de oposición.
El Arte del Aikido representa hoy en día claramente ese espíritu de Budo Moderno donde no hay deseo de ganar, de vencer, de deshacerse con mayor o menor destreza o brutalidad del contrincante y someterlo por la fuerza o la técnica. No hay apego al yo por sobre el otro. No hay extensión abusiva del yo en detrimento de la libertad del otro. No hay imposición. Sí existe una motivación para la acción, esta se sitúa en otro nivel que el enfrentamiento en sí. Se coloca frente al conflicto su carácter más universal hasta el punto de devolverse una verdadera lección de comportamiento y educación.
La sabiduría del Budo consiste en reconocer y consagrar en sus métodos de enseñanza la inseparabilidad y perfección en el hombre de todo lo que constituye su identidad y su personalidad. Por esta sabiduría nacida del cuerpo, lo mental y lo espiritual, inspirada y conformada de manera empírica por practicas de las disciplinas marciales que la conforman, el hombre se encuentra en situación de dirigir sus conocimientos y sus técnicas hacia una finalidad superior que junto a otras disciplinas como el Kendo, Kyudo, Iaido, Jodo y particularmente el Aikido, sitúa en la comprensión mutua, la concordancia y la búsqueda de la paz.
No es necesario romper definitivamente con todo lo que hasta ahora ha sido la garantía de nuestra evolución. Solo nos hace falta simplemente admitir la existencia de otra Vía, de otra manera de ser. Quizás entonces este compromiso en un nuevo modo de vida dará sus frutos. De cualquier forma, el verdadero valor de las artes marciales solo existirá a condición de que este compromiso sea resultado de una voluntad individual y no de distorsionar, destruir o cambiar, sino de estudiar, añadir y progresar. No existirá entonces, sino en la medida en que una vez integradas tal como son en nuestra civilización, las artes marciales sean un medio de renovación y progreso
Fuente: Extraido del Artículo " Del Bujutsu al Budo". de Gonzalo Madrid
Gracias por compartirlo, de todas formas a mi el entrenamiento del Aikido me ha abierto la mente aceptando otras ideas u opiniones que puedan diferir de las mias, tal vez a medida que vayamos adquiriendo flexibilidad en el cuerpo, esta misma flexibilidad se transmite a la mente o tal vez sea al reves la mente abierta se transmite al cuerpo.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en ser tolerantes, escuchar , en ocasiones compartir ideas u opiniones, o incluso otras formas de entender o enfocar diferentes artes, que no el mismo.
ResponderEliminarPero eso si, cuando algo es "blanco" , lo ves todos los días, lo practicas, lo vives, lo sientes, lo sabes...y nos tratan de vender que es de colores...pues ahí, hay que apelar a la honestidad en lo que a ser coherentes las palabras con los hechos se refiere...
Gracias Carina...!!! (muchas..)