Al Señor Ye le gustaban tanto los dragones que los tenía pintados o tallados por toda la casa. Cuando se enteró el verdadero dragón de los cielos, voló a la tierra y metió su cabeza por la puerta de la casa del Señor Ye y su cola por una de las ventanas.
Cuando el Señor Ye lo vió, huyó asustado y casi enloqueció.
Esto demuestra que el Señor Ye, en realidad, no amaba tanto a los dragones. Sólo le gustaba aquello que se parecía, pero en ningún caso el auténtico dragón.
(Shen Si).
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¿ Ser o parecer? He ahí la cuestión....
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